Llegué minutos antes de las 4 y media, y la señora ochentona estaba embalada caminando, colorada como un tomate, transpirando, Camila salió del gimnasio y en un momento en que yo andaba caminando y tomando agua, me acerqué a ella y me dijo «me falta aire«…
-¿Le abro la ventana, un poco?
-Ya…
Abrí la ventana y se sintió aliviada.
Camila regresó y me dijo:
-Venga señora María, para tomarle el pulso…
Me senté, y ella me tomó el pulso, que yo calculé en 65 m/m…No anduve muy lejos, porque vi que ella anotó 68.
Agarró su celular y empezó a hacer cálculos…
Yo un día le pregunté por la fórmula, y me dijo «no se la voy a dar. Esa la uso yo. Talvez cuando termine este entrenamiento, se la dé»… (¡Plop!)
-Hoy debe llegar a 152 por minuto.
-No, Camila. Es demasiado.
-Señora María, la que estudió 5 años para esto , soy yo, y está todo controlado! Ud. anda con miedo…
-No, ya llegué a 151 y me sentí muy mal…Yo fui al médico…no debo pasarme de 120…
-¿Qué médico? ¡Dígame el nombre! Ya, pues, dígame el nombre!
-No…¿para qué?
-¿Qué médico?…Insistía, hablando muy fuerte…
-El doctor K…
-Puf! Ese doctor no sabe nada! Ha casi matado a toda esta gente -dijo, haciendo el típico gesto con la mano- entre ellas a mi mamá…Yo estoy avalada por un grupo de médicos que está en un escalafón mucho más alto que el doctor K…
-Bueno, pero yo no voy a llegar a 152 porque es peligroso.
-Bueno, entonces, señora María , llegamos hasta aquí no más…No importa, no pasa nada…
Y se fue a parar la caminadora, de la que se bajó la señora colorada que impresionaba, y que se secaba cara y cuello con una toalla…y caminaba, y caminaba lentamente, para bajar de revoluciones a ese pobre corazón…
Luego vino esto de las sentadillas…28 sentadillas…pobre señora, se le veía agotada…2 minutos de descanso, y de nuevo 1…2…3…4…18…19…20…27….y…28!
2 minutos de descanso, y de nuevo 1….2….3….21….22….27…y.28!
-Señora María, ¡se queda o se va?Porque el tiempo se acaba…¿se queda o se va?
-Me voy, Camila…Adios, que estés bien. Le dí un beso y salí…
Escucho a la señora que va con su nuera y sacan cuentas que ya son las 6 de la tarde y que debe llagar a su casa, ducharse, vestirse, y ya le darán las 7, y tenían que ir a algún lugar…Entonces yo les pregunté:
-¿Y dónde viven? Porque yo las puedo llevar…
-No, señora, no se moleste…
-Es que no es molestia! En serio, yo las llevo…¿Hacia qué lado viven?
-Cerca del Lider (supermercado)…
-Ah, pero si yo voy al centro, así que las llevo…No es molestia!
-Bueno…
Y fuimos al estacionamiento, a buscar el auto.
Íbamos recorriendo las calles, y le pregunté que a cuánto le llegó el corazón en la caminadora…
-No sé…es que yo veo poco…
Bueno, dejé a las señoras en la esquina de su casa, y seguí rumbo a la mía.