Me parece que ha llegado el momento de volver atrás…
De un tiempo a esta parte, se cocinaba en todas las casas, ricas y pobres; se hacían cazuelas, platos de legumbres, postres de leche, comíamos frutas de la estación, lo mismo con las verduras, pescados y mariscos, y compartíamos en familia en las horas de comida, era un momento bonito de padres, hijos, abuelos, tíos, primos…
De repente a alguien se le ocurrió hacer cambios en los horarios de atención en las oficinas públicas, y se habló de “jornada única”, con un momento para almorzar que no alcanzaba para desplazarse a casa…y la gente empezó a llevar algo para comer…y entonces el Ministerio de Educación también cambió los horarios en las escuelas…y ante el problema de “¿qué llevar?”que no se deteriorara pues empezaron a aparecer comidas envasadas dulces, saladas..apetitosas, con mucho sabor…y nadie reparó en la cantidad de sal y de azúcar que contienen…Las ventas se dispararon, para todos resultó más fácil dar unas monedas a los niños para que compren cualquier embeleco en el kiosko del colegio, que estar todas las noches preparando “colaciones”.
Pasaron los años, y sin darnos cuenta , las estadísticas de salud cambiaron. Hoy tenemos niños y niñas obesos/as, hipertensos y con diabetes…¡increíble!
Basta sentarse en una plaza, y observar a la gente que pasa frente a nuestros ojos…mucha gente comiendo mientras camina, algo que hace medio siglo no ocurría, porque las personas esperaban a llegar a su casa y sentarse a la mesa con su familia, para disfrutar de un plato reparado en casa.
Vemos mucha gente obesa, con cuerpos deformes que hasta les cuesta caminar…grandes y chicos, lo mismo.
Comenzaron a estudiarse estas nuevas costumbres, y resulta que van en paralelo con el aumento de enfermedades metabólicas…
¿Cómo frenar esto? Difícil, porque la industria descubrió que haciéndonos adictos a la sal y azúcar, venden millones de dólares al año…Nos quedó gustando el queso salado, las galletas saladas, las sopas en sobre, las papas fritas bien saladas, el pan con bastante sal, etc, etc.
Se han hecho estudios, y sus resultados vinculan “hipertensión/sal” y “diabetes/azúcar”.
Entonces, resultó que le recomendaron al diabético que usara “fructosa” como endulzante.
¿Y qué es esta fructosa? Es una forma de azúcar de las frutas y miel, y que junto con la glucosa forman la sacarosa o azúcar común.
La glucosa se absorbe instantáneamente, provocando un aumento y disminución rápida de energía, en cambio la fructosa es metabolizada y guardada en parte por nuestro hígado como glucógeno, y este glucógeno se reserva para ser usado ante un esfuerzo, pero ya van más de 30 años en que se ve la relación de una dieta rica en fructosa, y la resistencia a la insulina, diabetes tipo 2, obesidad, gota, y además colesterol y triglicéridos elevados. ¿Y por qué? Porque como estafructosa se metaboliza en el hígado, no como la glucosa, que se puede metabolizar en todas las células del cuerpo…pues resultó que en ratas alimentadas con dieta rica en fructosa , sus hígados quedaron semejantes al hígado de alcohólicos, veteado de grasa y cirrótico.
Bueno, ¿y cómo ocurre este fenómeno? Resulta que apenas llega fructosa al hígado, éste deja sus actividades habituales y se dedica sólo a metabolizarfructosa, lo que retrasa la digestión, elevando los niveles de ghrelina en sangre y reduciendo los niveles de insulina y leptina , que son las sustancias que inhiben el apetito (la ghrelina lo incrementa), entonces la persona come más alimentos , y muchos contienen fructosa! Es decir, es un cuento de nunca acabar. Y no solo se saca la fructosa del azúcar! Fijémonos en el jarabe de fécula de maíz, que por su bajo costo se añade a muchos alimentos, y no es otra cosa que fructosa!
En la Revista British Medical Journal aparece un estudio interesante sobre los riesgos de la fructosa en cuanto a hipertensión y enfermedades cardiovasculares, más incluso que el sodio.
Ellos dicen que la fructosa debe consumirse como fruta natural, porque va junto a la fibra , que reduce su velocidad de absorción de esta azúcar.
Según la doctora Sonia Kunstmann, cardióloga de la Clínica Las Condes, tanto la fructosa como el sodio son culpables de la hipertensión arterial mundial.
Según la nutricionista y académica de la Universidad de Chile Karen Basfifer, la fructosa fomenta la retención de sodio en el organismo, y por eso no hay que descuidarse con ninguna de estas dos sustancias.
Por todo eso, es muy aconsejable volver a la comida hecha en casa, dejando la comida industrializada para contadas ocasiones.
Fuente: wikipedia – elmercurio.com