En invierno amanece tarde, así que con un temporal desatado como el que había esa mañana, había que encender la luz al levantarse y eso hizo JP, que salió apurado rumbo a la Universidad montado en su bicicleta. Llovía a chuzo con ráfagas que mecían los árboles hasta hacerlos parecer viejos agachados revolviendo la tierra…
Yo tenía proyectado ir a comprar verduras esa mañana, pero pensé «imposible salir con paraguas, con esta ventolera»…y me tapé para dormir otro rato. Varias veces desperté porque se remecía la casa con cada ráfaga, y luego dormía otro rato, hasta que decidí levantarme y encender fuego en la cocina.
Era casi mediodía, sonó el timbre y al abrir la puerta me encontré con un joven preguntando por JP; me dijo que él no lo conoce, pero que al ir a clases encontró bajo la mesa un cuaderno de cálculo con su nombre y dirección, y se lo vino a dejar porque supone que la pérdida le ocasionaría problemas. Le agradecí su preocupación, su buena voluntad, y haber venido a pesar del gran temporal, y me dijo «es que yo vivo cerca de acá»…
Un rato después llegó JP que venía muy mojado, y mientras se cambiaba ropa le pregunté «¿se te perdió algo?» Dijo que no. Al sentarnos a almorzar, le pregunté nuevamente, y le dije «es que soñé con una sala con chimenea, y encontré algo tuyo». Dijo que hoy estuvo en una sala así, pero que no perdió nada. Después se paró y fue a su mochila, y se puso pálido, agarró su parka y ya iba a salir corriendo, cuando le dije «si me entras leñita, te doy lo que perdiste»…
No podía convencerse.