Está visto que cuando en una empresa no hay un buen jefe, tampoco secundones que valgan la pena, es que al final…todo anda mal…
Llevamos meses, soportando el mal trato, la nula consideración, órdenes contradictorias, indiferencia…y no somos los empleados! somos los clientes…
Somos un grupo de adultos mayores a quienes, según la propaganda que aparece en televisión, nos atienden muy bien, se preocupan por nuestro bienestar, nos hacen regalos…pero que si contamos la verdad, son sueños para ellos, pesadillas para nosotros.
Llegamos a esta empresa, una Caja de Compensación, hace 8 o más años, a hacer diferentes cursos, entre los que se contaban pintura, tejido, bordado, y gimnasia.
La verdad es que ninguno de nosotros es o fue gimnasta, hasta que por recomendación médica aterrizamos en clases y le empezamos a tomar el gustito a pesar de que éramos incapaces de hacer un abdominal como se debe y terminábamos con el cuello adolorido, pero la profesora es muy buena y da las indicaciones precisas, los ejercicios son muy apropiados para la edad nuestra, no terminamos agotados luego de la hora y cuarto de movernos sin parar, movilizamos cada una de nuestras articulaciones, músculos, huesos, etc.
Las clases son tres veces a la semana, aunque cada persona puede inscribirse para una, dos o tres veces y se cancela de acuerdo a eso, y…a propósito de inscripción…Durante unos 4 años, se abrían las inscripciones los días 20 al 25 , para el mes siguiente…Incluso, los tres primeros días era para las personas que iban mes a mes, y luego para los «nuevos». Había una señora encargada de todo lo referente a pensionados, que ante cada novedad, alguna charla, algún paseo organizado por la empresa, algún viaje…iba a decírnoslo a la clase, o a recordarnos las fechas de inscripción…En la clase de pintura al óleo, ella se preocupaba de tenernos café , azúcar y agua caliente, para hacer más grato el momento. La verdad, estábamos muy contentos en todas las actividades.
De pronto, todo cambió. Nos citaron a una reunión donde nos dieron una charla que muchos entendieron poco…y nos comunicaron que ahora las cosas eran diferentes…Cambiaron los horarios, cambiaron las fechas de inscripción…ya no basta que sea hasta el 25 del mes anterior…ahora es el día 10 del mes anterior…es decir, tenemos que pagar 20 días antes, y más encima no coincide con la fecha de pago de pensiones, montepíos, etc…pero eso, a ellos no les importa….y es más: a nuestra profesora, le quitaron horas y le disminuyeron su sueldo…¿consecuencia? Es un descalabro!!
¡Ah!….es que ahora no es la Caja de Compensación la que pone las reglas…ahora es una empresa externa….Creen que somos tontos…Está de moda esto de las «empresas externas» hasta en los supermercados…atomizan las empresas para hacer manejos económicos, porque son los mismos con distintos nombres…y se echan la culpa unos a otros, y así, nadie asume , nadie responde.
En pleno invierno, con una de esas neblinas pegajosas, y todas las viejas y viejos en la cola en la calle, tempranito, antes de que abran las puertas, «para ganar un número» y tener chance a inscribirnos…Entramos a los empujones, y nos encontramos con una funcionaria que saca los números de la máquina y nos lo pasa en la mano…De ahí, sentaditos todos, esperar que enciendan los computadores, que se instalen detrás del mesón…y empiecen a llamarnos…y parece que gozan cuando nos dicen «no hay cupo». Es decir, madrugamos, y no hay cupo?
Los que no encontraron cupo, se van a sus casas con resignación….a esperar tener suerte el mes próximo…y el médico esto no lo entiende, cuando le explicamos que no estamos haciendo gimnasia, porque «no hay cupo»…
¡Y disminuyeron las horas!
De repente, llegamos en marzo y nos dijeron «ahora el horario es de un cuarto para las nueve, hasta las diez ….Pobres viejos, peleándose las micros y taxis con los oficinistas y estudiantes….mojándose como tiuques en los paraderos…saliendo de sus casas de noche en invierno…y cuando hicimos presente estos problemas, nos contestan como si fuéramos viejos tontos «son órdenes de Santiago»…
Para nosotros, los únicos amables eran los guardias que nos decían «buenos días» con una sonrisa….¡eran! porque después contrataron a unos…que cuando les decimos «buenos días» miran para otro lado o como mucho dicen «hola» como si fueran compinches nuestros…De trato, no tienen idea.
Ahora en febrero nos encontramos con la sorpresa de que nuevamente cambiaron el horario…Ahora, es desde las 9 un cuarto hasta las diez y media, y no hay cupos….y este lunes once, llegué un cuarto para las nueve, me puse en la fila , aún no abrían…ahora abren a las nueve, antes abrían a las 8 y media…Entré, obtuve el número cuatro de atención, y cuando me tocó, me dicen «no hay cupo»…¿Y por qué? Pues porque ya se inscribió a la lista de marzo…es decir, ¿no habrá cupo en todo el año? Hubo personas que faltó poco para que les diera un ataque al corazón, se agitaron, les subió la presión, pena, rabia, y en ese momento «no había ningún jefe» con quien hablar…¿Qué hacer? Vivimos en un pueblo en que no hay gimnasios para arrendar, como para irnos con profesora y todo a otro lado y dejarnos de pedir por favor y rogar…Si tuviéramos un gimnasio, podríamos armar grupos de 30 y no como ahora, que con 15 la sala está llena y andamos chocando…
Hace varios años, cuando estábamos con clases de pintura y la cosa empezó a andar mal, porque ya no había café, porque no había en qué calentar agua, porque a la hora en que estábamos terminando … aparecía una empleada con escobillón y empezaba a encaramar las mesas unas sobre otras, para que nos fuéramos luego…siendo que eso no se puede hacer! Si estás terminando algo en la pintura, no lo puedes dejar a medias! y se empezó a poner espeso el ambiente….hasta que de repente le dijimos a la profesora:
¿Podríamos irnos con usted a su taller, y nos dejamos de andar pasando pellejerías? Y ella dijo «claro que sí»… y partimos todos los alumnos el mes siguiente, sin decir «agua va».
Y desde entonces, nos juntamos en el taller de la profesora…Llevamos 10 años sin sobresaltos, nos gusta juntarnos, nos conversamos un café a media tarde y después continuamos…nadie nos apura…estamos contentas.
La verdad, ayer conversaba con una de las señoras que va a gimnasia y me contaba que el lunes después de tanto problema con las inscripciones, y que cuando querían pagar les dijeron que no se podía porque no estaban los códigos, que había que ir a pagar hoy miércoles…a ella le dio una rabia tremenda…Ella es muy calmada, pero con esa misma calma les dijo muchas verdades, les dijo «ustedes van a ser viejas como nosotras, créanme»! Serán viejas en un mundo peor que el mío…porque a ustedes las van a tratar peor, acuérdense»! La juventud de ahora tiene menos paciencia…A nosotras nos queda poco de vida y no es para tratarnos así….ya se murió una hace unos días…una señora mucho más joven, y ya no está….Esto es el colmo….
Tan indignada y triste estaba mi amiga, que no fue capaz de ir a hacer gimnasia, y se fue a su casa a pasar la pena.
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