Seis de julio…fecha importante, abuelita! ¡Siiiii, no se haga la lesa, que es para celebrar! Cerré los ojos…y se desgranaron los recuerdos, todos mezclados, años antes, años después…cuando yo era chica, cuando estaba la Flora…¿Se acuerda cómo la hacía rabiar la Flora? Yo recuerdo cuando entraba al dormitorio por la mañana del domingo a preguntarle si quería desayuno con pan duro…y usted le decía “pero cómo, Flora! Entonces habrá que esperar…” y al rato aparecía con una bandeja con pancito caliente, recién salido del horno…Estábamos en la hijuela de Vialidad, ¿se acuerda? Y hacía un frío tremendo…pero ella encendía la salamandra para que al levantarnos el ambiente fuera agradable.
Seis de julio…¡feliz cumpleaños, abuelita! No se ponga triste recordando a mi abuelito…yo sé que lo echa de menos, pero es mejor recordar los momentos buenos junto a él, esos instantes alegres…divertidos…
Abuelita, he saltado varios años más adelante, estamos en otra casa, y usted está haciendo muchos kuchenes…¡Son para mí! A ver…¿cuántos saldrán? Uno de nueces…¡no! Serán dos de nueces, uno para mí y uno para el resto de la familia…jajaja…dos de manzana, dos de durazno, dos de coco, dos de miga, dos de cereza, mmmm ¡que rico!
Yo me comprometo a traerle leña escogida, para que el horno funcione a la perfección…Usted haga esa masa y esa crema, que yo me voy a buscarle palitos especiales a mi escondite….jajajaja Y después, le ayudo a enmantequillar los moldes, no se preocupe!
¡Ohhh, se me ha venido el recuerdo de esa lechuga enorme que cosechamos…! ¡parecía repollo! ¿se acuerda? Harto que trabajamos arreglando la tierra, acuérdese que tenía mucha piedra y la cernimos…demoramos varios días en preparar esos tablones…mmm…pero menos mal que esa tierra que hicimos en ese hoyo con las cáscaras de frutas y verduras, ¿se acuerda? Era tierra negrita…¡muy buena! Fueron varias tardes entretenidas, aunque un poco apuradas antes que se largara a llover…que las nubes anunciaban agua…y nos salvamos algunas tardes, hasta que se largó con ganas…
Esas semillas que mandó la Mónica desde Valdivia, permitieron tener porotos verdes…que los únicos que conocemos acá son esos en tarro! Y los rabanitos…¡que ricos! El perejil…el cilantro…pero lo más novedoso, fue esa cazuela con choclitos pequeños…especiales…¡que ricos! Y las habas…acelgas…Yo creo que nos lucimos con nuestra huerta!
Con los ojos cerrados…¿se acuerda, abuelita, cuando me enseñó a tejer con crochet? Gracias por su paciencia…porque me costó domar mi torpeza con la mano derecha…jajaja y con los palillos…ese fue otro drama! Cuando tejí esa bufanda cuando estaba en tercero en el colegio de las monjas…sufrí montones! Se me salían los puntos del palillo…nunca sabía hacia dónde tejer, y a veces, ¡muchas veces!, partí al revés…¡uuuuuu! Y Sor Inés me hacía deshacer…
¿Se acuerda cuando dijo que se iría a Valdivia, porque echaba de menos a la tía Laura? La fuimos a dejar al barco, serían tres días de viaje, y luego hartas horas en el tren…pero usted dijo que apenas llegara, nos mandaría un telegrama para que supiéramos que llegó bien, así que cuando la dejamos sentada en cubierta, el barco piteó…nos bajamos…y nos quedamos en el muelle haciéndole chao con la mano…y no nos queríamos ir mientras viéramos el barco por el río…cada vez más pequeño…el humo saliendo por la chimenea…y ya no la veíamos en cubierta…y nos fuimos a la casa en silencio, apenados…
Seis de julio, día importante. Un abrazo, muchos recuerdos, y por muchos años que pasen, la echo de menos porque hacíamos muchas cosas juntas, y cuando no hacíamos cosas, jugábamos al naipe y trasnochábamos conversando hasta que al Sol se asomaba…¿se acuerda? De repente, nos dábamos cuenta que ya amanecía…¡ohhhh! Son muchos los recuerdos, todos desordenados en el tiempo…se agolpan…se amontonan…pero me alegran.
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