Sin darnos cuenta, ya a los 30 años comenzamos a envejecer…
Pero si ponemos atención, observaremos nuestro menor rendimiento entre los 30 y los 80 años, como por ejemplo:
1.-La velocidad de conducción nerviosa, disminuye un 15%.
2.-El gasto cardíaco en reposo; es decir la fuerza de bombeo, disminuye un 30%, lo que es una cantidad importante.
3.-La capacidad pulmonar, disminuye a la mitad; es decir un 50%.
4.-Por el riñón, pasa un 50% menos de sangre, lo mismo que por nuestro cerebro.
5.-Y si disminuye nuestro gasto cardíaco y nuestra capacidad pulmonar, pues nuestra captación de oxígeno también baja, hasta un 70%!
6.-Hay un mayor consumo de medicamentos, y también un mayor riesgo de reacciones adversas, que puede llegar a un 20% en adultos mayores de 55 años. Por esto, hay que tomar en cuenta factores como los siguientes:
a)Los ancianos no son un grupo homogéneo.
b)El envejecimiento no es una enfermedad.
c)La composición por edad de la población, está cambiando.
d)La pluripatología.
e)La polifarmacia.
f)El incumplimiento de los tratamientos.
En el proceso normal de envejecer, aparecen una serie de cambios fisiológicos y bioquímicos que pueden afectar la respuesta ante cualquier fármaco, y pueden aparecer efectos adversos. Por ejemplo:
Se puede alterar la función gástrica, hepática, renal, o el Sistema Nervioso Central, y no es infrecuente observar a un anciano confuso, inestable o somnoliento, y al investigar un poco, aparecen las interacciones entre los medicamentos que usa, ya que un fármaco puede aumentar o disminuir el resultado en los diferentes mecanismos de absorción, distribución, metabolismo o eliminación.
También puede suceder que al dar al mismo tiempo medicamentos con efectos tóxicos semejantes, se aumenta el riesgo de intoxicación.
La dosis de los fármacos, deben estar en relación con el peso corporal, y ser menores.
Deben administrarse con especial cuidado, los fármacos que reducen el aporte de oxígeno al cerebro y dificultan la ventilación pulmonar, también aquellos que evitan o deprimen los centros cerebrales (barbitúricos, sedantes, opiáceos, L-dopa, etc) y los que originan hipotensión (fenotiacina, sedantes, tranquilizantes, antidepresivos, vasodilatadores, diuréticos).
Lo más aconsejable, ante una pluripatología, es evitar los tratamientos complicados, y administrar el menor número posible de fármacos priorizando los problemas más urgentes.
En el anciano existen modificaciones en el peso corporal, hay un mayor contenido de grasa, menor contenido de agua, menos albúmina, menos masa magras. El anciano produce menos ácido clorhídrico que los jóvenes, y por lo tanto, el paso a través del estómago es más lento, la pared mucosa del intestino es menos eficiente y por eso la absorción de ciertos fármacos, o alimentos como las grasas, la glucosa, la tiamina y el hierro, puede estar reducida, y por último, el estado patológico como vómitos, diarreas, afecta negativamente la absorción de medicamentos.
Fuente:Portales Médicos
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