Aunque me parezca mentira, se me han pasado ya 24 años…¡Que increíble!
Hace 24 años, quedé sola y a cargo de tres adolescentes…ellos sin papá, yo sin esposo, y todo esto luego de haber sufrido varios años combatiendo un cáncer, enfermedad maldita que aún no tiene cura.
Y no es la única enfermedad maldita…hay varias más, que hacen sufrir a las familias…
Hace unos días salí a caminar y mientras pasaba frente a diferentes tipos de casas, pensaba «¿qué habrá detrás de esa puerta?». A veces, hay alegría, se está celebrando un cumpleaños, o la graduación de un hijo, o un bautizo, o está la familia reunida esperando a alguien que viene a visitarlos…Otras veces, están todos nerviosos por algo, unos haciendo tareas de última hora, una mamá que plancha la ropa y los uniformes, un papá que está arreglando un enchufe, y un bebé que llora y nadie puede atender…
Pasé frente a una casa muy bonita, con jardín, y de repente se abrió la puerta y salió un chico corriendo, seguido de un perro que iba con una correa al cuello…Salieron a la calle y se fueron trotando felices…
Seguí caminando, y pasó a mi lado una señora con un niño que lloraba a gritos. Ella lo llevaba a tirones…se me encogió el corazón…escuché que el niño pedía algo que su mamá no podía comprarle y ese era el motivo de los tirones…ella se sentía pésimo porque el niño no entendía eso de «no puedo»…Son penas que llevan guardadas las mamás en un rincón del corazón…
Llegué a la plaza y me senté en un banco a mirar pasar la gente, aprovechando el buen tiempo otoñal.
¿Por qué hay tanto niño, tanta señora, tanto hombre…gordo? Mientras pasaban frente a mí, me di cuenta de que la mayoría iba comiendo algo. Unos, llevaban papas fritas y las pinchaban con un mondadientes para llevárselas a la boca….comían mecánicamente, sin disfrutarlas porque no se veían sabrosas…eran aceitosas…mmmm….Otros, chupando un helado y con la mirada perdida, caminando rápido ..Por allá iba un chico sacando algo de un paquete plástico y echándoselo a la boca…Y sin querer, recordé mi niñez…Cuando yo era niña, no se acostumbraba comer en la calle. Hubiese sido mal visto! Las personas llegaban a su casa a comer…a cenar, o a tomar once, o a tomar mate…pero a nadie se le ocurría ir comiendo y caminando! Y era agradable llegar a la casa, poner la mesa, y sentarse todos alrededor a comer y a conversar, a contar lo ocurrido ese día, a aprender buenos modales, a disfrutar la compañía de los otros. Hoy casi eso no se ve, porque todos llegan a horas diferentes, y casi nunca se sientan juntos a la mesa. Muchos echan algo a una bandeja y se van a su dormitorio a comer mientras ven televisión…¡Ah! Cuando yo era niña, no había televisión, y la única radio estaba en la sala donde nos juntábamos todos a escuchar las noticias….a veces era muy emocionante escuchar esos concursos radiales…Ahora recuerdo ese «De un Martini a Millonario»…Eran concursos de conocimientos, donde se preguntaba de todo, y se iban pasando etapas…
Estuve un rato ahí en la plaza mirando, pero me aburrí de ver comer…Me paré y atravesé al frente, a mirar las vitrinas empolvadas y que están idénticas desde hace meses…Se ven las moscas caídas ahí…feas y a nadie le preocupa? … Pasé a comprar una revista y me vine a casa a leer cosas interesantes. Esa National Geographic es una excelente revista. Me gusta mucho.
Bueno…me vine pensando en lo que hay detrás de las puertas de cada casa…un mundo! Familias con problemas, diferentes problemas, niños contentos, niños tristes, abuelos solitarios añorando su propia época…aunque no sea verdad eso de que «todo tiempo pasado es mejor» ! Nooo…Cada época tiene sus cosas buenas, sus cosas malas…pero nada impide la añoranza. Se añora a las personas que ya no están, se añora la niñez, se añora algún viaje, se añora la casa en que se vivió … y que ya no está… No se añora la época, en realidad. Se añora a las personas, y eso se nota cuando nos sentamos a mirar un álbum de fotografías…y empezamos a fijarnos en detalles…a recordar la circunstancia en que se hizo la foto…el lugar….las amistades de la época…mmmm…
Y así es como se pasan los años y una no se da ni cuenta! Me parece mentira…24 años ya…