El lago era en ese momento, un perfecto espejo.
Desde lejos, podíamos ver las montañas nevadas patas arriba…extraña visión…y el cielo, al reflejarse, nos engañaba mostrándonos un lago azul…
Íbamos caminando, conversando, y admirando lo que veíamos en ese instante, porque la luz que había era única…hasta que pasada una media hora, todo cambió; aparecieron unas negras nubes en el horizonte movidas por un viento desagradable. Pasaron 5 patos graznando mientras volaban en una perfecta «uve», muy apurados buscando refugio porque la lluvia ya se adivinaba al ver la velocidad que adquirían las nubes…y rápidamente comenzó a oscurecer.
Ante esto, dimos la media vuelta y caminamos apurados cuesta arriba a buscar los caballos que dejamos pastando amarrados cerca de un portón…y justo cuando íbamos llegando arriba, se largó la lluvia con grandes goterones que dejaban dibujos extraños en la huella por donde íbamos caminando. El olor a tierra húmeda, apareció de inmediato, inconfundible. Los caballos se mostraban nerviosos, y apenas montamos, salieron corriendo y echando carreras, rumbo a la querencia.
Yo sé que cuando esto sucede, la cosa se pone peligrosa, pero mis pies resbalaban en los estribos, mis manos muy heladas aferradas a las riendas no eran capaces de sujetar a la pobre bestia que al primer relámpago dio un brinco que casi me tira al suelo, y cuando el cielo bramó ya fue el acabose…Ambos relincharon desesperados, y a los corcovos…Ahí fue que Esteban salió eyectado desde su montura y cayó pesadamente hacia su izquierda. Mi caballo corrió un buen trecho antes que yo fuera capaz de hacerlo regresar a ver cómo estaba mi amigo, en medio de un temporal desatado.
Al desmontar y acercarme, me doy cuenta de la gravedad de la situación y busco mi celular, llamo pidiendo ambulancia urgente y me dicen «no mueva al enfermo. ¿tiene con qué abrigarlo?»
-«¡Nooooo! ¡Apúrense, que estamos en medio de la lluvia!»
Esteban se quejaba pero no hablaba, no decía nada, y estábamos ahí, en medio de la oscuridad. Yo me saqué la parka y se la puse encima, y le dije que iría hacia el camino, para atajar a la ambulancia; me subí al caballo y partí trotando; no podía ir más rápido porque veía poco las ramas bajas de los árboles. Ya estaba yo muy mojada y en verdad el frío me tenía mal, pero de pensar en Esteban tirado en el suelo bajo la lluvia, como que hasta se me olvidaba mi problema. La ventolera me obligaba a ir agachada sobre el caballo y se me hizo largo el trayecto hasta llegar al camino principal. Ahí me bajé del caballo y lo amarré a la cerca. El ruido de la lluvia no me dejaba escuchar un posible motor de ambulancia que se acercara, y yo pensaba «¿vendrán pronto? ¿traerán la baliza encendida?» Sería lo deseable, porque no puedo detener a cualquier vehículo que se acerque! En esta oscuridad, no se distingue si es auto, camioneta o ambulancia…
Pasaron varios vehículos a toda carrera, salpicándome el agua acumulada, así que al poco rato estaba embarrada de arriba a abajo y ya ni me preocupaba esto del agua.
De repente, me pareció ver una luz roja por allá lejos…y sí, era la ambulancia, así que salí al camino a hacer señas hasta que se detuvo, y le indiqué que entrara al camino interior traspasando la tranquera. Me subí al caballo, y partí adelante, alumbrada por los faros de la ambulancia, así que rápidamente llegamos junto a Esteban, que ya tiritaba, botado en el piso mojado. Lo pusimos sobre la camilla, cubierto con una tela de aluminio, y se fueron rumbo al hospital. Yo, fui a entregar los caballos a la casa del cuidador, y mojada como estaba, me subí a la camioneta, puse la calefacción, y manejé rumbo a la ciudad. Pasé a mi casa a ducharme con agua bien caliente, me vestí con ropa seca, me tomé un café, y partí al hospital.
Esteban estaba en reposo absoluto, consciente, ya había pasado lo peor del enfriamiento, y esperando el resultado del scanner, que determinó un TEC cerrado no grave, y con reposo absoluto,
Fue un accidente con suerte.
Yo, antes de irme a mi casa, pedí el libro de reclamos y sugerencias y me miraron extrañados, pero estampé un agradecimiento por la pronta llegada de la ambulancia y la excelente atención tanto por teléfono como en el propio hospital.
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